A cada una de las cuatro raíces o elementos, en que los griegos habían dividido la materia, correspondió después un espíritu. En la obra de Paracelso, alquimista y médico suizo del siglo XVI, figuran cuatro espíritus elementales: los gnomos de la tierra, las ninfas del agua, las salamandras del fuego y los silfos o sílfides del aire. Estas palabras son de origen griego. Littré ha buscado la etimología de silfo en las lenguas celtas, pero es del todo inverosímil que Paracelso conociera o siquiera sospechara esas lenguas.
Nadie cree en los silfos, ahora; pero la locución figura de sílfide sigue aplicándose a las mujeres esbeltas, como elogio trivial. Los silfos ocupan un lugar intermedio entre los seres materiales y los inmateriales. La poesía romántica y el ballet no los han desdeñado. Jorge Luis Borges
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esta lectura esta muy padre les invito a q la lean
ResponderEliminarps la verdad yo ya la leí y la verdad es que esta padre
ResponderEliminarsi es cierto esta muy chida :D les invito a q lean 5 minutos diario
ResponderEliminargracias x su atención los q leen 5 minutos diario xd
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